Como un fantasma vespertino
que viene y trae neblina,
que canta canciones de cuna,
arrulla,
mece,
que deja restos de su rompecabezas en mi cabeza
se ríe
y se va.
Afortunadamente los fantasmas no se quedan a dormir,
ni obedecen los semáforos,
horas
ni costumbres;
Acá las fotos no se queman
solo para recordarle
y no dejarle descansar en paz.
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