domingo, 27 de junio de 2010

Bitácora de Exilio. Junio 28.

"Hoy es el día de las despedidas, día donde todo el mundo me encomienda a Dios para el viaje y para la vida... día donde toca ser creyente para ver si me trae algo de suerte y me devuelvo a mi tierrita completo y vivo, día de hipocresía metódica hasta que se vuelva por convicción.

Así, entre calle y calle iba hablando con mi viejo, recordando aquellos tiempos de balones y permisos para salir hasta las diez... ibamos hablando de todo eso que un padre debe hablar con su hijo, de que es mejor que use condón, que no fume, que no me emborrache mucho, que la marihuana es mala, que si quiero vivir bueno estudie ingeniería mecánica... toda esa mierda que estoy cansado de escuchar, pero que como viene de papá me agrada.
Lástima que no quiera estudiar mecánica y que de vez en cuando me gusta fumar pasto sin pepas. Bueno, yo le hago caso con lo del condón por lo menos.

Entre las historias de mi viejo y la bulla por el día del padre llegamos a esa calle donde fuí feliz, esa casa a la que ya no puedo entrar pero donde mi niñez fue tal vez la más maravillosa... donde el garaje hacía las veces de cancha de fútbol, donde el jardín era el mejor consejero, donde aquel muro era mi único amigo... el que me conoce los amores y los odios que podía tener un renacuajo de menos de una década.
Ver la casa de las Ariza me puso los pelos de punta, me temblaron las rodillas, se me aguaron los ojos.
Menos mal todo está igual, Don Gilberto todavía dando lidia, Camila la niña a la que siempre le tuve ganas sigue bonita...

¡Ay ciudad bonita! Ciudad de mierda cuanto te quiero y cuanto te extrañé, cuán feliz me hacés y cuanta falta me harás."

viernes, 25 de junio de 2010

Bitácora de Exilio. Junio 25

"Hoy fue un día tan extraño que aún me es complicado digerirlo del todo sin que me cause agrieras.
hasta bien entrada la tarde todo estuvo tan monótono que me pareció algo así como un deja vú muy largo.

Salí a caminar con el perro de nosequién para llevarlo a una veterinaria porque él era un perro enfermo de vanidad y delicadeza alcahueteada.
Llegué, entregué al animal y me senté en la recepción para esperar a que lo pusieran como un peluche de esos de la tienda de los sueños.
Aturdido por el calor que hacía, salí a la calle en un intento fallido de refrescarme un poco... entonces de la nada apareció una veterinaria, me ofreció agua y se sentó a hablar conmigo. Me dijo que se llamaba Ana María pero que le gustaba que le dijeran Anita; y era de esas que encajan perfecto en mi prototipo de mujer perfecta, con el agregado de tener pequitas regadas en todo su cuerpo, además que dejaba un hilo de paz por donde caminaba, de esos que hacen florecer las plantas marchitas.
Quién lo diría, amor a primera vista.
Lástima que esté casada y que me lleve trece años.

Luego, después de salir y ya el doble de aturdido por el amor típico adolescente, llego a casa y llaman a la puerta, es un policía que me dice que papá me está esperando en un carro que estaba allí al otro lado de la avenida escoltado...
Me monté medio asustado y sin percatarme de quién estaba al lado mío. Cuando volteé me di cuenta de qué significa ser un snob: estama al lado del Gobernador.

Después de una comida llena de vinos extravagantes y música de Strauss, salí con mi viejo a comprar unas pastillas para la migraña causada por el calor del día o por el calor de anita.
Me sentía la persona más miserable del planeta entero.
Nos topamos con el Hospital Chicamocha (Vaya nombre), y mientras papá compraba las pastillas, vi una escena que me sacó lágrimas. Un tipo salió del hospital acompañado por su pareja gritando... su alma moría y eso notaba a leguas.
Se sentó en la calle y vomitó dolor puro con un par de arroces.
¿Cuanto dolerá perder para siempre a alguún ser querido?
Ah, hoy no importa mucho, he caído demasiado bajo para pensar en eso: soy un snob y me tragué de una imposible. Gracias a Dios en menos de una semana se me pasan esas cosas tan someras".

jueves, 24 de junio de 2010

Bitácora de Exilio. Junio 24.

Hoy volví a estar en las nubes, pero esta vez fue caminando en medio de ellas, sintiendo como ese aroma a mora y café me calmaban un poco el frío de aquella altura a la que no estoy acostumbrado.
Acá en medio de las nubes la gente es feliz, y no les importa más que si hay sopa de maíz para el almuerzo...
Acá no pasa el tiempo ni importa la hora, aca lo que importa es que el frío de la madrugada no dañe el cultivo...
Acá hay demasiada paz.

Acá es un sitio para buscar respuestas, más cerca del cielo, más cerca de Dios, las nubes son buenas consejeras, saben lo que dicen con el silbar de sus soplos, saben callar para apreciar esos silencios absolutos que tanto me hacían falta.

Acá me siento como Dios, así, sin preocupaciones... ¿O tendrá Dios angustias?
Mierda, acá viviré algún día... sin que nadie me joda por lo que hice o lo que dejé de hacer.

Luego, otra vez a la tediosa ciudad. Cuando me muera, quiero sentarme en una nube para sentirme como un Dios, si a él no le molesta.

martes, 22 de junio de 2010

Bitácora de Exilio. Junio 22.

"Ya los días pasan de largo y las noches se hacen eternas, no hay mucho más por decir.
2am, otra vez el orgasmo de la nena de al lado, el semáforo en rojo titilando en la esquina, la vecina de enfrente mirando con tristeza por la ventana, la alarma que no ha parado de sonar...

Que típico.

La cuestión es que me acostumbré, y el agravante radica en que no quiero hacer mucho para cambiar eso, el tedio me puede.

Mejor irme a dormir y soñar con ella, mientras por afuera pasan los aviones.
Que típico.
Menos mal mañana será un nuevo día, o eso espero... ojalá no se parezca tanto a hoy, ni a ayer.
Ojalá esta calle amaneciera pintada, pero eso sería pedirle mucho a la vida; me basta con que haga menos sol y con que apaguen la alarma".

sábado, 19 de junio de 2010

Bitácora de Exilio. Junio 20.

"Ya entiendo por qué son famosos los parques de acá... hay mas parques que centros comerciales, cosa que ayuda si lo que quieres es volver a lo simple, a lo íntimo, a lo cierto, a lo que vale la pena, a lo que no se compra. Los hay de todos los colores, olores y sabores; hay parques para enamorarse, para pelear como perros, para que meen los borrachos, para los que les gusta meterle la mano a los panties de la novia, para fumar, para inyectar, para oler, para casarse, para recojer flores, para ver los días pasar, para matarse, para morirse, para quien se quiere sentir más vivio y para escaparle a la vida un ratito.

Sábado en la noche, acabo de salir de aquel café con el que me topé donde ponen música sabrosa; otra vez al mundo real, al mundo tan estridente como típico... ¿Acaso en todas las ciudades es igual la noche del sábado?
Luego, llego a un parque en medio de un montón de edificios de esos de los que tienen plata hasta para limpiarse la nalga; yo estoy atónito de la inmensidad y la oscuridad, de la soledad y la paz que allí se siente en el aire que apenas sopla parando dos o tres pelos la cabeza y erizandome los brazos. Acá fue, acá será mi sábado en la noche.

Una observación más detallada y noto un par de personajes en medio del lugar, o bueno, tres, dos ellos y una ella. Yo, como buen desconfiado de quien no conozco, me evito acercamientos incómodos y me hago a una banca aparte y relativamente alejada de ellos y me pongo a pensar un poco sobre todo. Pasados diez minutos, se acerca ella y me invita a sentarme con ellos. "Es que pensar no siempre es bueno" dijo. Fui, con ellos bebí moscatel de ese barato, luego un par de plones y ya eramos amigos. Después empezaron con drogas más pesadas, pero no quise, yo soy demasiado gallina para esas cosas y la verdad prefiero vivir con la curiosidad.
Fuimos a comprar más licor, pero nadie nos vendía... hoy había prohibición, puta ley seca... ese moscatel sabía rico, ilegal sabe mejor.
Esos plones estuvieron ricos, ilegal sabe mejor.
Ese parque estaba perfecto, acompañado sabe mejor.
Mierda, ya tengo tres amigos, mis tres únicos amigos... ilegal y acompañado sabe mejor."

miércoles, 16 de junio de 2010

Bitácora de Exilio. Junio 17.

Mi nuevo deporte es asomarme a la calle para ver la gente pasar con su afán de nosequé, como corriéndole al fantasma de la soledad o de la vejez; es gracioso verlos pasar la calle, medio creídos y medio idos, atontados y pálidos cuando se dan cuenta que alguien los está mirando desde arriba, como con pena, como con pudor.

Yo no soy el único que se asoma... somos varios, solo que soy el más constante, el más desocupado, el más extrañado con ésta parcela de nadie, el más criticón, el más turista.
Pasa la gente, pasan los carros, pasa el dealer, pasa el loco, pasa el perro de tres patas y una rueda chueca, el carro de la basura y la patrulla de la policía. Pasa el sol de lado a lado, pasan las nubes, pasan las estrellas estéticas, y entre ellas pasás vos.
¡Uh! Otra vez vos...
Dejáme decirte que te amo, así no sea cierto aún... solo para acostumbrarme a decirlo más a menudo.

Nena unknown, vos y yo sabemos que algún día te lo diré de verdad; pero hoy no, hoy sólo amo ésta ventana, ésta pequeña soledad compartida con mis compañeras de chisme callejero, éste olor a flores muertas y ésta sensación de que todo va a estar bien que me producen las nubes.
¡Uh! Otra vez vos y mi corazón podrido de latir.

martes, 15 de junio de 2010

Bitácora de Exilio. Junio 15.

"Por fin decidí salir de éste encierro, afuera hace sol y me puedo despejar un poco antes de ahorcarme con una soledad casi que autoimpuesta. En mi billetera solo hay dos billetes y un papel donde está escrita la dirección de una vieja amiga que seguramente se va a alegrar al verme; recuerdo bien lo que decía el la notita: La Quebradaseca con 15. ¿Quién en sano juicio llama a una avenida así?

Era un edficio nuevo, de esos que tienen vidrios polarizados y un lobby con arte moderno, algo que definitivamente resaltaba entre toda esa pinta de pueblo típica de acá.
Me hago anunciar, pero el portero me dijo que ella se había muerto, que se suicidó después de fumar su típica cajetilla de Boston hace tres meses.
Murió al amanecer, se tiró por el balcón. Llevaba en su mano un periódico envuelto en un trapo negro... ella murió feliz.

Entonces doy media vuelta y miro por última vez el rostro algo afectado del vigilante, luego a pasos cortos y lentos me marcho pensando en ella. Si murió feliz, ¿Por qué estar triste?

Hay que hacerle un homenaje, un tributo para agradecerle todo lo que me enseñó sobre como vivir y como irse matando sin dolor; entonces compré con las últimas monedas que me quedaban sus amados Boston y los quemé uno a uno mientras iba caminando sin meterlos en mi boca.
Que La Quebradaseca huela más a ella. Y que cuando yo me muera, me reciba ella en el cielo con su olor."

lunes, 14 de junio de 2010

Bitácora de Exilio. Junio 14.

"Éste cuarto en el downtown es increíblemente irritante. Es pequeño, la pintura se cae a pedazos, el baño está manchado con fluídos amarillos de dudosa procedencia, las cucarachas abundan y las paredes o son muy delgadas o a la nena de al lado le dan muy duro... o tal vez tenga muchos pulmones.
Acá siempre huele a pegamento para zapatos, a guayabo, a cirrosis, a delirium tremens, a fluidos estancados, a smog, a los gritos del loco de la esquina, a los negocios no lícitos del dealer, al orgasmo de la afortunada de al lado, al sudor, a flores ya marchitas, huele a pueblo.

Yo me siento en el borde de la cama y me digo mierda que día tan para olvidar, italia va perdiendo, no hay agua, el lirio que compré está cada vez más marchito y ya me acabé el libro que estaba leyendo... entonces me acuesto otra vez a pensar en ella porque no hay nada más para hacer. Sus ojos, su cabello como castaño o rojizo, su sonrisa, su espalda... mierda, estoy como hablando de más, ni que nos hubieramos dado un piquito siquiera de curiosidad.
Así, divagando entre pensamientos aleatorios de la vida, la vida de ella, la vida mía y la del que va dentro de la ambulancia me quedo dormido ahí, en la 27 con 33."

sábado, 12 de junio de 2010

Bitácora de Exilio. Junio 12.

"Ésta mañana estuve más alto que las nubes y me siento casi que bajo tierra; que no se note, leí uno de esos libros para gente tonta de Pablo Cohelo.
En el aeropuerto no había nadie esperándome y fui caminando por una ciudad desconocida buscando la casa donde iba a dormir. Me topé con una floristería y compré un par de claveles rojos con un lirio para hacer de esa habitación algo más mio. Llegué, fumé, me bañé y dormí toda la tarde porque las tardes azules son para eso, para dormir mientras los carros me arrullan.
Me desperté ya muy entrada la noche, estaba lloviendo. Me levanté y después de haberle regado cerveza encima quemé mi pasado, ahora sí está bien muerto... deberías hacer lo mismo."

miércoles, 2 de junio de 2010

Andantes Reambulantes

Hay quienes ríen y quienes rezan
Quienes olvidan y quienes lloran…
Quien besa, quien versa, quien rima y quien trova.
Hay quienes caminan y quienes corren
Quienes vuelan, quienes nadan…
Quienes se arrastran, quienes se esconden, quienes se arriesgan y quienes ganan
Hay quienes hablan y quienes gritan
Quien susurra y quien barbulla
Quien vomita, quien habla de más, quien habla lo justo y quien calla.
Hay quienes miran hacia el cielo y extienden sus brazos
Quienes están cabizbajos
Quien mira al suelo, quien mira a los ojos, quien no es capaz y quien no quiere mirar.
Hay quienes anhelan, quienes recuerdan
Quienes se dedican a vivir, a quienes no les importa
Quien vuelve al pasado y a quienes el pasado les pesa.

Hay quienes lo huelen y quienes lo toman
Quien lo fuma y quien se lo inyecta
Quien se lo mete por el ojo, por la boca, por la nariz, por quién sabe donde.
Hay quienes se preguntan y quienes se responden
Quien se indaga, quien se escarba
Quien se embriaga, quien no encuentra y quien por eso se mata
Hay quien quiere querer, quien quiere sin querer
Quien quiere queriendo sin querer y quien quiere sin querer queriendo
Quien se obliga a querer querer y quien se mata porque no lo quieren.

Hay quienes tocan un piano sin teclas y una guitarra sin cuerdas
Quien toca el trombón sin trombón,
Quien hace música con una vasija, con una caja, con la mirada, con frases monosílabas
Hay quien toma cerveza y quien toma champaña
Quien toma shots y quien los derrama
Quien los mezcla, quien toma vino blanco, vino tinto y quien sólo se toma un tintico.
Y ahí, entre quienes están y quienes no saben si están
Estas vos, estoy yo, andantes reambulantes…
Intentando encontrar lo que no se debe buscar, tentando al destino, adelantando el tiempo para devolverlo y no perderlo,
Cambiando el mundo, cambiando mi mundo y cambiando tu mundo sin siquiera cambiarnos todavía.