miércoles, 30 de marzo de 2011

Reminiscencias

Tan como siempre
y tan como nunca,
las mismas brisas,
los mismos prados,
las mismas sonrisas,
el mismo corazón vibrante
y esa actitud beligerante
que llevas siempre en tu caminar.

Tan igual, tan de lejos
tan cercana,
tan nítida y esquiva
tan roja,
tan negra,
tan como los lirios, tan como aquel vino,
como tus zapatillas blancas
y tu vestido de florecitas que llevabas en aquella ocasión.

Tan como siempre
y tan como nunca.
Tan como fue,
como nunca fue;
ambos a la vez
hoy, otra vez
Caminando ando, soñando, estando, ahí y mierda, ahí seguís vos

lunes, 21 de marzo de 2011

Si leyeran mis pensamientos
todas se me tirarían encima,
o pensarían que soy un marica.

Diez Nombres

Mis días turbios, mis miradas marchitas
Ya se habían ido,
Mientras nuevos soles nacían,
Nuevas lunas se escondían,
El oleaje daba respiros, los vientos no soplaban
Y el mar,
Calma.

Esa fragmentada risa distraída
La que presuntamente se me insinuaba
Traída por una dulce brisa que apenas y entumecía mi cara,
No es ningún problema
Pero hace que la marea arrase con el malecón
Las calles,
Los parques, y las risas de los niños los festivos en la tarde.

Sos como ese encanto europeo
Que conoce, ama y no olvida.
sos como esa bibliotecaria que coquetea todo el día
Sos
Como esa nube que pasa, camina y no para
Ese adiós que nunca terminó
Ese acorde que tiene diez nombres
Esa máscara que lleva tu toque
O quizá
Ese oasis en el desierto
Esa pesca milagrosa de peces ya muertos
O ese dios que nunca nadie conoció.

martes, 15 de marzo de 2011

lunes, 14 de marzo de 2011

Si, yo sé que Mañana en la Mañana Vuelvo a ser el Mismo.

— Hola.
—¿Claudia?
—¿Con quién?
—Conmigo.
—Mmm.
—Adiós.
—¿Adiós? Ni loca, hasta luego.
—No, adiós. Mañana soy otro.
—¿Por qué?
— Pues porque quien era yo, se quedó contigo

lunes, 7 de marzo de 2011

Procedimientos para Asesinar a Dios.

No es lo más normal que alguien quiere matar la luna, así como los animales no matan solo por ver caer; pero la condición humana de supuestos pensantes superiores hace que este deseo testarudo y bestial sea más cotidiano en aquellos momentos donde se hace indispensable ver un poco de sangre ajena, así se perturbe a las ánimas que se escapan del purgatorio para hacer de una noche una tortura de Dios infinita (recordando pues, que Dios es atemporal).
Es necesario también tener presente que para asesinar a un habitante de la bóveda celeste, primero se le debe tener un odio desmesurado, odio que —para bien o para mal— solo se consigue cuando se le ha amado profundamente hasta el punto de haberle confiado cosas que ni a ti mismo te confías; de lo contrario, solo estarías perdiendo el tiempo, matando el tiempo mientras el tiempo te mata a tí… a menos que seas Dios, pero en ese caso serías la mismísima bóveda celeste.

Entonces se abduce que al asesinar a la luna, se asesina también a Dios.













Luego de concluido y asumido ese riesgo de retar lo divino, es hora de empezar la ceremonia de defunción. La providencia es sencilla, pero es tan intensa como un asesinato común, tan intenso como cuando se hala del gatillo o se entierra por primera vez el puñal en el torso de la víctima, además que se está exento de cualquier intento de pseudo justicia terrenal, cosa que convierte el acto en algo completamente válido y prudente para desahogarse o bien para terminarse de ahogar—ahogando también lo que para muchos es su único polo a tierra—.
Este es el momento para hacer algo que lo relaje como tomarse un café o fumarse su cigarrillo importado, ojala solo, pero riegue un poco de lo que esté tomando o prenda otro de lo que esté fumando para compartir con la víctima, primero que todo siempre está la cortesía caballeresca (o burlesca, según el tinte de la situación).

Luego, párese enfrente y con una mirada vaga empiece a pensar en todo lo que lo tiene así.
Odie, odie mucho por el amor que algún día sintió.


Ahora, cante esas canciones prohibidas, esas que lo hacen llorar como viuda en funeral; pero evite aún que sus lágrimas rueden por su mejilla, espere hasta que se vuelva insoportable… y en ese instante donde la desesperación y el asco por la vida lo abrazan, suspire, contenga, exhale bruscamente y grite mientras siente como sus lágrimas se mezclan con la saliva que muy seguramente ya dejó toscamente en el piso.
Siéntalo, ya la mató.


Olvide todo.

Y levántese en la mañana siguiente con la certeza de que ya todo está perdonado… y que la luna de ésta noche tiene otro nombre, otro rostro, otra sonrisa y otro tinte de amor, amor que se convertirá en odio y que será acreedora de otra muerte brutal.

martes, 1 de marzo de 2011

Arco de Iris, Sol.

El arcoiris
iris
que se
d e s e n v u e l v e
vuelve
vuelvo
mi
yo
hola.
Lluvia, que sin ella no salís
arcoiris.
Sos el sol, el que seca las calles
y los parques
para que los niños jueguen al fútbol
para que los abuelos
se sienten en la banca a leer el periódico
a ver la vida pasar.
Sos el arcoiris
el que guarda el tesoro al final
por el que corren los unicornios
y bajo el cual hoy me quiero hacer yo