domingo, 29 de enero de 2012

Preso

Soy preso de mis palabras,
acciones
y omisiones.
Preso de lo que digo,
lo que suspiro,
lo que grito
y lo que callo.
Condenado por escupir para arriba,
por hablar de más
y tratar de responder a la cuestión
de qué hay después del mar,
montado en una montaña.
Soy preso de puertas cerradas,
ventanas bloqueadas
y paredes mudas;
preso de un blanco insoportable
y de un silencio inquebrantable,
yo soy preso de mi voluntad.
Al menos pues, en esta cárcel los pájaros cantan,
entonan el himno nacional,
internacional,
transnacional,
multinacional,
supranacional,
y transuniversal
de la libertad
de la que son esclavos
cuando van volando por ahí
sin tener dios en quién pensar.

sábado, 21 de enero de 2012

Condescendencia

¿Cómo hacer que la lluvia sea condescendiente conmigo?
Que se cumpla los abrazos, que se quite el frío,
y que las madres siempre tengan qué darle de comer a sus hijos.
Que los amores desabridos
por un desinterés manifiesto
se estiren,
despierten
y cumplan lo prometido
que siempre termina juzgado en el estrado del Amor
el compromiso,
y que la rabia no sea carcelera
de una historia
llamada Lo que Pudo Haber Sido.
Que los pájaros llenen el cielo lluvioso
que canten, que se inunden,
Y que
no sé cómo ni por qué motivo
hagas que la felicidad vuelva a regar estos pastos

viernes, 13 de enero de 2012

Volar

Que por lo menos esté la lluvia
acariciándome la cabeza,
y la luna partida
como el ojo de dios;
la lata de cerveza
que me acaricie la mano,
que la menta me de
frescura,
dulzura
y paz.
Qué cuidad tan ebria,
tan sola,
tan sin nada,
tan de risas fingidas
y sonrisa sin par.
Hoy me conformo
con pintarte con sombras,
escucharte entre las sirenas,
hablarte de mis sueños
y verte, imaginarte, cantar.
Hoy extiendo mis brazos,
abro mis alas,
salto en el charco
y me echo a volar

jueves, 12 de enero de 2012

Se llama soledad y está sola.

Los noticiarios se olvidaron
de lo que realmente es importante;
las risas por sirenas
y los logros deportivos
por un montón de números muertos en Vietnam
Irán
y Afganistán.

¡Dejémonos de prendas
y vámonos a los cueros!
A la casa de los abuelos,
a las bicicletas rojas,
las cámaras de rollo
y los soles sin cortinas.
Que los perros no ladren
sino que digan,
que no importen las sábanas
que ellas no juegan
y que el mejor paisaje sea
un camino de ropa
deshojada
deshojados...


¡Y que la soledad sea la única que se quede sola!