domingo, 27 de septiembre de 2009

Status:

Única vez que lo escribo: estoy solo y me gusta estar solo.
¿Por qué? No pregunte… entre menos sepa más rico vive.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Deseos de un Árbol.

Un parque grande escondido entre edificios bonitos, yo y mi bicicleta preferida pasando por la calle del lado, soledad, puta está tarde y me van a atracar, frío, más soledad, noche, muy de noche, noche densa, calle densa, parque denso, ciudad densa, puta está tarde y me van a atracar.

El parque está bien iluminado… la manga está bien verde… es un parque típico de conquistadores, perfecto para hacer sus vainas ilícitas sin que nadie te joda, la ciudad no contada es más bonita que la que sale en El Colombiano, es mas densa, ciudad densa, puta está tarde y me van a atracar.

Hay una parejita, que cosita tan bonitita, están apoyaditos en el arbolito que está al ladito de aquella piedrita grandecita, se están dando unos besitos, están pasándose babitas, se están dando cariciecitas cariñositas, amorcitos, más amorcitos, un cigarrillito cogidito de la manito de la muchachita enamoradita, una mordidita de labiecitos, una miradita con recelito hacia mi, como desconfiaditos de mi, una sonrisita de mi personita, otro besito, avanzo un poquito en mi bicicletita, nochecita densita, parquecito densito, arbolito densito, piedrita densita, manguita densita, callecita densita, ciudadcita densita, parejita densita, besitos densitos, amorcitos densitos, diminutivitos densitos, putica está tardecito y me van a atracar.

Aquí todo está hecho de amor, de amorcito densito que se derrama por las babitas, por los besitos, por la luna menguante que rompe el cielo y convierte a todo en insignificante, se derrama por aquel árbol testigo de tantas cosas, de tantas personas, de tantos besos, lágrimas, marihuana, navajas, de tantas Medellines que pasan a diario por ahí.
Esos árboles conocen mejor a la ciudad y aunque no sean protagonistas, son los que le dan el drama a los días, los que le pueden dar un aire alegre, triste, bohemio, somero, o simplemente aire que respiramos cuando hacemos esos suspiritos que nos hacen sentir vivos, o menos muertos.

Árboles que conocen niños desde que están en la barriga de sus mamás, que les sirve de escondite cuando trepan sobre sus ramas, que les dan sombra cuando leen sus primeros libros, que los escuchan cuando componen sus primeras canciones, que los cubren cuando fuman sus primeros cigarrillos, que brindan con ellos cuando toman sus primeras cervezas, que son el escenario perfecto cuando dan sus primeros besos, cuando dan sus primeros amores, que sirven de acompañante cuando las soledades y desamores, que son confidentes, y que ven pasar después a sus hijos, sus nietos, su perro…
El árbol es testigo, nosotros nos vamos, ellos se quedan más rato, ellos conocen más gente, ellos viven más, ellos saben más.

Yo quiero un árbol de esos que tengan hojas amarillas, uno con el que me pueda acostar a cantar tangos desgarradores y de corazones rotos, uno que sea alcahueta con mis hijos y no me cuente cuando lleguen borrachos a la casa, uno que me haga compañía y que sea testigo cuando me vuelva a enamorar de alguien que sea capaz de amar a este boludo que lo único que hace es soñar y escribir. Quiero un árbol denso para mi, que me cobije mientras doy besitos densos, mientras escribo poemitas densos, mientas toco acordes densos, mientras digo puta está tarde y me van a atracar, mientras describo situaciones con puros diminutivos, mientas me vuelvo un boludo más denso.

martes, 1 de septiembre de 2009

A Amelia...

Todo el mundo está escuchando a aquel papanatas que se para los lunes a las seis y media enfrente de las 40 masas con la misma camisa que veo a diario a explicar un poco de nosequé que tiene que ver con electrones; yo estoy asomado a la ventana, y ese tipo no me molesta porque ya sabe que soy un caso perdido para el. Hoy está haciendo un día bastante extraño, está soleado y mojado, los árboles están más verde de lo normal, el ambiente está mas amarillo de lo normal, el viento está mas frío de lo normal, el lunes está más rutinario de lo normal.
En mis ojos sigue el reflejo de esa frase que llegó de la nada que respiramos, esa frase mas bonita de lo normal, ese "te amo" que creo me tomé mas a pecho de lo que debería y que aún me saca suspiritos diluidos en lágrimas gracias a la mezcolanza de cosas que pasan por mi cabeza cada enésima de segundo. Un nombre prohibido si no quieren verme enervado: Amelia.

Aquí no soy nadie, solo soy un número mas… uno mas que se pone a ver por la ventana como clamando libertad, uno mas que se pone a escribir en el pupitre letras de radio hits cuando se acuerda de aquellas, cuando se acuerda de aquella, cuando se acuerda de Amelia y su sonrisita taima que saca cada que ve un pichirilo. Que puta cárcel tan aburridora, que puta rutina más normal, detesto tanta normalidad, detesto tanto anonimato.
Es por eso mismo que Amelia me llama tanto la atención, por su falta de rutina aparente, porque cada día es para ella una vaina distinta al resto, un mundo distinto a esto, pero con la misma tristeza en sus ojos; porque uno no sabe esa mujer con que va a salir. Ella es la única que me ha unimismado como lo que soy, o como las cosas que estoy planeando ser, o toda esa mierda que pienso a diario sentado en aquella silla dentro del salón con mi mente fuera de el.


No sé lo que digo, no estoy seguro de nada.

Recuerdo la última vez que estuve con ella, fue un ocho de agosto de 2009 que jamás volverá a pasar, ella traía puesto un camisón violeta y un jean simplón, tenía su bolso de cuero bonito en una mano y en la otra ese malboro que nunca deja suelto; estaba sentada en una estatua del parque con su amigo, bueno, nuestro amigo, nuestro Sebastián.
Amelia estaba borrachita y bonita, algo falta de equilibrio y mas cariñosa de lo normal… estaba triste y sonriente, estaba en busca de alguien que se encerrara con ella en un baño de cualquier bar cercano, nada mejor que un buen sexo para ahogar todas las penas.
Si, por eso es que estoy tan colgado de esa nena, por su decadencia bonita que ojala no se consuma pronto, por su facilidad de hacerse querer por todo el mundo, por esa sonrisa que emana tristeza, tristeza bonita.
Porque no hay mejor mundo que en el que estoy cuando tengo mi cabeza sobre sus piernas y ella fuma y me canta La Gente Que Habla Sola mientas me acaricia con una brusquedad casi insoportable; yo soy como el gato de Amelia.

Si, Amelia es veneno y lo sabe, pero creo estoy aprendiendo a manejarla… no sé donde esté, o si esté, o si ya se fue sin despedirse, o si va a cumplir aquella petición de hacerme bonito mi cumpleaños, pero la amo; si Amelia, también te amo.

Yo pienso en vos Amelia, estés en donde estés.