jueves, 24 de junio de 2010

Bitácora de Exilio. Junio 24.

Hoy volví a estar en las nubes, pero esta vez fue caminando en medio de ellas, sintiendo como ese aroma a mora y café me calmaban un poco el frío de aquella altura a la que no estoy acostumbrado.
Acá en medio de las nubes la gente es feliz, y no les importa más que si hay sopa de maíz para el almuerzo...
Acá no pasa el tiempo ni importa la hora, aca lo que importa es que el frío de la madrugada no dañe el cultivo...
Acá hay demasiada paz.

Acá es un sitio para buscar respuestas, más cerca del cielo, más cerca de Dios, las nubes son buenas consejeras, saben lo que dicen con el silbar de sus soplos, saben callar para apreciar esos silencios absolutos que tanto me hacían falta.

Acá me siento como Dios, así, sin preocupaciones... ¿O tendrá Dios angustias?
Mierda, acá viviré algún día... sin que nadie me joda por lo que hice o lo que dejé de hacer.

Luego, otra vez a la tediosa ciudad. Cuando me muera, quiero sentarme en una nube para sentirme como un Dios, si a él no le molesta.

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