miércoles, 16 de junio de 2010

Bitácora de Exilio. Junio 17.

Mi nuevo deporte es asomarme a la calle para ver la gente pasar con su afán de nosequé, como corriéndole al fantasma de la soledad o de la vejez; es gracioso verlos pasar la calle, medio creídos y medio idos, atontados y pálidos cuando se dan cuenta que alguien los está mirando desde arriba, como con pena, como con pudor.

Yo no soy el único que se asoma... somos varios, solo que soy el más constante, el más desocupado, el más extrañado con ésta parcela de nadie, el más criticón, el más turista.
Pasa la gente, pasan los carros, pasa el dealer, pasa el loco, pasa el perro de tres patas y una rueda chueca, el carro de la basura y la patrulla de la policía. Pasa el sol de lado a lado, pasan las nubes, pasan las estrellas estéticas, y entre ellas pasás vos.
¡Uh! Otra vez vos...
Dejáme decirte que te amo, así no sea cierto aún... solo para acostumbrarme a decirlo más a menudo.

Nena unknown, vos y yo sabemos que algún día te lo diré de verdad; pero hoy no, hoy sólo amo ésta ventana, ésta pequeña soledad compartida con mis compañeras de chisme callejero, éste olor a flores muertas y ésta sensación de que todo va a estar bien que me producen las nubes.
¡Uh! Otra vez vos y mi corazón podrido de latir.

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