Después de medianoche es que se siente
el hedor de una ciudad
descompuesta
en su cerveza tibia
y comidas rápidas
a medio calentar;
donde aparecen los muertos y los desaparecidos
que están enterrados en el cementerio de lo que pudo haber sido,
detrás del mostrador del cielo,
dando a cada uno un ticket
válido por una cita con el diablo;
y las risas fugitivas,
de los sueños comunales
entre no correspondidos
amantes efímeros,
que deberían ahogarse en Pavlot
en vez de entregarse a labios
de los que nunca se tendrá certeza
sobre lo que son.
Bienvenida sea pues
otra madrugada de un domingo macondiano.
Pareces tener un blogg interesante desde este momento sigo tu blogg, mira el mio se que algo te va a gustar, (sigueme) espero establecer comunicacion.
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