lunes, 5 de marzo de 2012

Punto

Punto
no como los puntos intermitentes
que se encuentran en la infinidad celeste,
como queriendo mostrarse
y ocultarse a la vez
en la bruma nocturna,
y azul vespertino.

Tampoco es,
como los puntos con una coma debajo,
como exhortando al silencio,
a la escucha,
como queriendo decir
que no ha sacado todas las cartas a relucir,
como al pendiente
de algo más.

No como los puntos suspensivos
tan acompañados,
tan cobardes, alargados, fugitivos
de expectativas
y prerrogativas
de los que no saben,
ni saben inventar.

Ni un punto seguido
cambiando de tema,
o borrando lo impropio
con palabras nuevas
en papel ya manchado.

No es punto
como los puntos de las pieles
tan cafés, tan negros
que cáncer
que lamerlos
que morderlos.

Ni puntos sobre las íes,
ni sobre las u en vergüenza.
Ni puntos de quiebre,
de líneas,
punto final, que matan la ilusión de algo más,
o de la luna, que salga la luna
que yo nunca me fui.

Pero punto
como quien corta con silencio,
gramatical,
de educación. “te respondí con un punto”
como que el silencio que dice todo
pero que cuando las caricias no son las que hablan
no dicen nada
o no quiero entender.

Punto, solo punto.
autónomo, heterónomo
polisémico,
sociópata,
educado,
prudente,
cobarde
y cortante
punto,
punto,
punto
.
.
.




.
Lo mio va sin punto final. , (que hay más)

3 comentarios:

  1. Como ese punto que es nacer, como ese punto que es morir, como ese punto en el cual comienzo y termino: la nada.

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    1. ¿Resumir mi vida, tu vida y todo en un punto? ¡Me opongo! Igual no tengo nada más.

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  2. No es resumirla, es el espacio que está entre esos dos puntos (hasta donde sabemos, porque no tenemos ni idea si antes o después de esos hubo o habrá algo), como la frase que vamos construyendo con nuestra propia vida.

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