para cuidarse la retaguardia,
para luchar contra la injusticia
y pararse en la resistencia.
Es mejor soltar las amarras del llanto,
medir los vientos,
Limpiar el mascarón de proa,
y aventarse hacia el abisal horizonte,
con la incertidumbre de no tener manera alguna
como calcular las consecuencias.
A veces hay que armarse de valentía
para barrer el sótano,
y para lograr espantar a los fantasmas
que habitan en la buhardilla.
A veces uno amanece heteróclito,
estrafalario,
indolente, apagado,
moribundo,
lejano.
Pero es mejor soltar las amarras del llanto
y es mejor la resistencia.
Es mejor desterrar los demonios
que duermen bajo la cama.
Es mejor el autoexilio
de mi tierra a tu patria,
de mi habitación a tus montañas
que predican la esperanza;
es mejor ondear como bandera
la inmensidad de tu sonrisa,
y perderme en la inmensa selva
de tus cabellos abrillantados.
y someterme a la mirada esquiva
que me tranquiliza y me hace sentir
como veterano de guerra,
victorioso,
muy a pesar mi propio fracaso.
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