miércoles, 21 de julio de 2010

Suscitado Ando.

Caminando ando, soñando, estando, ahí en ese sitio que no me trae más que malos recuerdos adornados por una que otra sonrisa de esas que solo me salen cuando me lo propongo. Ojos abiertos, viento en mi rostro, todo bien, nada bien, no importa, me da igual lo que pueda pasar acá.

Y allí, en aquel prado medio crecido, entre el barbullo de las 12:30, entre el smog y la brisa, entre los gritos de los autos y las risas de los pájaros estás vos.
Mierda, siempre estás vos.
Ahí, en esos árboles que me decías solo visitas cuando todo no está bien… te acompañaba un cuaderno de nosequé, y yo como medio aquí y medio allí me quedé ahí plantado en medio de esa escena, contemplando de reojo ese rojo de los hilos de tu vestido que hacen juego con los de tu cabeza y que me cuesta trabajo creer que es natural.
Acto seguido, esa imagen suscitó en mí esa sensación de todo está bien que ayer mismo despertaste cuando con mi cabeza gacha me fijé en esas zapatillas blancas de princesa y en el pedacito de piel de tus pies que apenas y se asomaba.
Mi nuevo color favorito es el de tus pies, y el segundo el de tu cabello.

Escribir agota, esclaviza… es como droga para el drogadicto, cielo e infierno. Por eso es que decidí hacer esto sin que ningún verso me saliera en prosa y terso, para que como vos decís, me desahogue todo y entero. Claro está, a veces es mejor dejarlo fluir y dejarse ir.
Me prometí no volver a escribir varias veces atrás, pero es como decirle al hambriento que no coma.

Caminando ando, soñando, estando, ahí y mierda, siempre estás vos

No hay comentarios:

Publicar un comentario