sábado, 29 de agosto de 2009

Sombrero y un Ristorante Italiano


Ayer se embriagó con un par de shots en un bar de mala muerte que queda en el centro, por eso hoy está tan así, tan irreverente, tan rebelde, tan rockstar, tan como ella.
Después de limpiar el desorden de anoche y cambiar las sábanas, se mete a la ducha e intenta recordar el nombre de aquel tipo con el que se acostó en su cama para no dormir y que se fue sin despedirse, Isabel termina concluyendo que no importaba, que era uno más, que no era mucha cosa.
Sale del baño a poner un poco de KISS, toma un cigarro y se airea desnuda en el balcón fumando y cantando un poco de "I was made for lovin' you baby, you were made for lovin' me".

Es un casi mediodía muy soleado, muy como para hacer de las suyas; Isabel se pone un jean provocador con una camisa negra de escote pronunciado un sombrero que le sienta perfecto para hacer sombra a su rostro falto de color, Acto seguido se coloca sus tacones altos de punta que emiten ese bonito sonido de su caminar, agarra su bolso, su cajetilla de cigarrillos con la candela y las llaves, dejando el celular adrede para desconectarse de la gente de los ayeres.
Llega hacia mi tarareando una lied que su madre solía cantar, me da un beso en el cachete bastante insípido y empezamos a caminar mientras me cuenta la historia de aquel menceno con el que se acostó, Isabel y yo somos amigos de hace rato y nos conocemos bien, y ella sabe diferenciar ese tipo de cosas de la gente con la que se mete por simple banalidad.

Me toma la mano y empieza a acariciarla con cierto deseo implícito, pregunta quien es la nena que me gusta y yo le respondo que ella sabe mis gustos, que me conoce bien, pero que por ahora estaba dedicado a la filantropía femenina. Llegamos a aquel ristorante italiano que tanto le gusta y ordenamos eso que siempre comemos cuando el día está bonito que se resume a un arroz pegado verde que le dicen rissotto y otras infinidades de carnes y queso con pastas, y como es costumbre no demoró 5 minutos de conversaciones mojigatas para que llegara esa infinitez de grasa adictiva. Yo no se como hace Isabel para tener aquel cuerpo tan perfecto comiendo tantos triglicerios juntos... pero tampoco quiero saberlo.

Después de un rato de éxtasis grasiento, Isabel vuelve con el tema de sus relaciones... declara con voz quebradiza y ojos brillantes que ella siempre sintió curiosidad por mi, que siempre quiso probarme; yo le dije que nos conocíamos demasiado como para hacer ese tipo de cosas, que dejara asi, que se aguantara, y que pidiera el postre mientras yo iba a lavarme las manos.
Cuando me estaba secando ya, miro al espejo y la veo detrás de mí. Ella solo dice "I was made for lovin' you baby, you were made for lovin' me", me arrebata la toalla y me empuja con muchísima fuerza al baño, como si me fuera a matar. Luego cierra la puerta y logra sostenerme un rato allí encerrado... me roba uno a uno besos que saben a tabaco con queso y me rompe uno a uno los botones de la camisa, ella se sienta encima mío y yo lo empiezo a disfrutar; hacemos cosas que prefiero no mencionar y dejar a la imaginación de cada cual.

"I was made for lovin' you baby, you were made for lovin' me".


1 comentario:

  1. Ay dios, amo los dias de despertar y leer un poco de cuidad cuando me encuentro fuera del pais, me hace caer encuenta que amo a mi cuidad, que mi cuidad es mas artistica que muchas otras y que ya no me importa ser nada y soy nada en mi cuidad.

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